¿Cómo aplicar el ‘slow deco’?
Por Eileen Rivera-Esquilín
La frase célebre de Mies van der Rohe, “Menos es más”, cobra mucha relevancia en este estilo.
Hablo de bajar el ritmo, de cambiar prioridades, de reconectar con los espacios de nuestra casa -algo que sin querer logramos en la pandemia- y de vivir con menos y más en orden. Ahí podríamos decir que está anclado el ‘slow design’ o ‘slow deco’.
Y es que el movimiento ‘slow’ se aplica a muchos aspectos. Debes haber escuchado, ‘slow food’, ‘slow life’, ‘slow work’ o ‘slow cities’. De hecho, ya existen muchísimas ciudades ‘slow’, en donde hay más zonas verdes, más áreas para disfrutar y descansar, más espacios para relacionarse con los vecinos y más calles peatonales.
Esto podemos trasladarlo a nuestros espacios. De hecho, una vez decidimos llevarlo a casa, la idea es hacerlo sin prisa y muy conscientes de que lo que se persigue es nuestro bienestar. Dicho sea de paso, se caracteriza por ser además, cuidadoso con el ambiente y la elección de los materiales que van a aportar en esos espacios luminosos y poco recargados que se buscan.
En el ‘slow deco’ se busca también que los espacios comunes sean amplios para que den paso a la interacción familiar, que sirvan para descansar y desconectar. Además, que nos lleve a apagar los aparatos electrónicos, que se fomente la lectura y los momentos de silencio.
Se caracteriza por:
-Preferir el diseño local y las piezas duraderas.
-Busca reducir el uso de energía y utilizar menos materiales.
-Utilizar mucho blanco, ‘beige’, madera y fibras naturales.
-Textiles ligeros, de calidad y consumo responsable.
-Utilizar pocos accesorios, para que la casa respire. Es importante no recargar las áreas. Así se mantiene el orden, que es crucial en esta apuesta.
-Conexión visual entre las áreas comunes: sala, comedor y cocina. La idea es que inviten a relacionarse y a compartir.
-Comunicación entre el interior con el exterior. Si no tenemos vista, podemos crear una con un pequeño jardín en nuestro balcón o patio.
(Fotos / Unsplash)
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